miércoles, 3 de agosto de 2011

¿”Tecnoestrés”?: Efectos de la “Era Digital”. El estrés derivado de las nuevas tecnologías

Las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son armas de doble filo. Pese a sus múltiples ventajas, existen también inconvenientes de los que en estos momentos empezamos a tomar conciencia.

En los últimos tiempos las TIC han sido un estupendo medio para conciliar vida laboral y personal, pero al mismo tiempo se ha corre el riesgo de consumir la vida personal del usuario, llegando a no establecerse límites a las obligaciones del trabajo. De esta manera, el ocio y la vida familiar y social se ven alteradas e invadidas, impidiendo por otro lado, la desconexión de las obligaciones.
En una encuesta realizada el año pasado a los trabajadores del  Huffington Post para conocer sus hábitos de trabajo, se encontró que el 60% reconocía que sólo se desconectan completamente del correo electrónico dos horas al día y el 20%, menos de media hora. Otra encuesta realizado por Cisco Systems revela que el 45% de los empleados con acceso externo al sistema informático de la empresa trabaja entre dos y tres horas más al día. Una cuarta parte de ellos trabaja hasta cuatro horas extras. Un 26% de los empleados que trabajan con TICs cree que el uso de Internet y del móvil aumenta su horario laboral y que esa disponibilidad permanente le genera estrés.
La flexibilidad que proporciona el poder estar conectado en cualquier momento y lugar es el peligro al que nos exponen la amplia variedad de TICs y algo que hay que aprender a controlar para que el trabajador no se sienta obligado a responder a los mensajes, llamadas y alertas que llegan fuera de su jornada. Esta falta de  desconexión y este rendimiento continuo, lejos de aumentar la productividad, se ha demostrado ir en detrimento de ésta, además de generar posibles problemas de salud, tanto físicos (problemas derivados del uso continuado de las TICs como problemas de vista, dolor de cabeza, tensión muscular, contracturas por malas posturas…) como psicológicos (ej. el estrés derivado de la falta de desconexión con el trabajo, la pérdida de concentración…).
José María Martínez Selva, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia y autor del libro “Tecnoestrés”, opina que es necesario proporcionarse lo que llama “siestas digitales”: momentos de descanso que permiten al trabajador desconectar y relajarse unos momentos, no sólo fuera del trabajo, sino también durante la propia jornada laboral. Empresas Google o Intel,  todas las del Silicon Valley y muchas otras empresas se han hecho eco de los efectos negativos del trabajo continuo con las TICs y ya las ponen en práctica, pues redundan en una mejora de la productividad, aunque pudiera parecer lo contrario. Selva destaca la buena gestión del tiempo de uso/descanso como una de las mejores estrategias al alcance de la mano para evitar la aparición del estrés y demás problemas asociados al uso continuado de las TICs.
Es importante destacar que el término “Tecnoestrés” ha surgido como ETIQUETA para denominar esta nueva problemática de la que ahora se empieza a ver los efectos y a tomar conciencia, pero debemos tener en cuenta que estos problemas no dejan de ser iguales que cualquier otro problema de estrés derivado de la exposición a circunstancias negativas de la vida (sean las nuevas tecnologías y las intensas presiones laborales, problemas con la pareja, una enfermedad crónica de un familiar, una situación económica difícil…), por lo que el término se trata simplemente de eso, de una etiqueta que nos puede ayudar a todos a entendernos a la hora de hablar de un determinado problema que está aumentando su prevalencia en los últimos tiempos, pero ello no lo convierte en una nueva enfermedad que esté apareciendo. Se trata de un problema de la vida cotidiana que empieza a hacerse patente ahora porque es ahora cuando las nuevas tecnologías están teniendo su mayor desarrollo y por tanto cuando pueden empezar a verse los efectos de su uso masivo y prolongado.
En línea con lo anterior, para que el uso de las nuevas tecnologías genere trastornos psicológicos deben sumarse otros factores como por ejemplo la sobrecarga de trabajo, la pérdida de control del proceso de desempeño de un oficio, y otros procesos sociales como pueden ser el sentirse expulsado del mercado laboral, el aislamiento y la falta de contacto directo que favorece trabajar con estas tecnologías (pese a la paradoja de que entre ellas se encuentren las Redes Sociales).
El Instituto Nacional de Salud y Seguridad del Trabajo de EE UU apunta una serie de recomendaciones como descansar al menos cinco minutos tras sesiones de 30 minutos de actividad, con el fin de reducir los efectos negativos. Otras instituciones también insisten en la importancia de realizar descansos espaciados cada cierto tiempo, respirar profundamente, cerrar los ojos e incluso realizar algunos ejercicios con las articulaciones (cuello muñecas, brazos) durante esos descansos. También es importante mantener una postura adecuada para prevenir contracturas, dolores de espalda y cervicales y los problemas en el “túnel carpiano” (característicos del modo en que se apoyan los brazos al usar el teclado y el ratón). Algunos programas de ordenador (ej. TimeStamp, User Protector, Workrave o Eyes Relax) ayudan precisamente a regular los tiempos de descanso. Estas medidas pretenden solventar principalmente los problemas físicos, pero a nivel psicológico, el aprender a y el tratar de preservar intacta la vida personal y los momentos de ocio, poniendo límites al trabajo, se hace necesario.
Otro factor que contribuye al desarrollo del estrés y que escapa a nuestro control es la rapidez con la que cambian las tecnologías, que obliga a estar constantemente al día y readaptarse de manera continua a las exigencias para no quedarse atrás. Este problema cobra una mayor dimensión para los “inmigrantes digitales”, término acuñado por el escritor norteamericano Marc Prensky en 2001 y que diferencia a los “nativos digitales”, aquellos nacidos entre 1980 y 2000, criados ya en la era digital, de aquellos que han tenido que hacer un esfuerzo para iniciarse en ella. Para los primeros se hace mucho más difícil este proceso de adaptación al cambio constante, encontrándose con muchos más problemas que también son susceptibles de generar estrés. Si bien es imposible frenar la vorágine del cambio, si podemos tomar medidas para reducir el impacto que estos generan en nuestra salud física y psicológica. La clave sigue siendo aprender a poner límites.

Selva acaba de publicar el libro “Tecno-estrés. Ansiedad y Adaptación a las nuevas tecnologías en la era digital” en el que aparecen múltiples consejos, casos reales y las claves del autor para comprender el nuevo entorno digital y adaptarnos a él, aprovechando todos los beneficios que nos brinda. Selva explica cómo han afectado los avances digitales al puesto de trabajo, los inconvenientes de la sobrecarga de información, el uso del correo electrónico en nuestra vida cotidiana y la soledad que, paradójicamente, sufren muchas personas en un mundo interconectado. Además, ofrece un análisis esclarecedor sobre las redes sociales, sus posibles riesgos y cómo abordar las adicciones a estas tecnologías. También nos advierte de los posibles peligros de la red para los adolescentes (ej. el ciberacoso), y ofrece pautas para educar a los hijos y tomar las medidas de protección necesarias.


 Referencia:
Libro: “Tecno-estrés. Ansiedad y Adaptación a las nuevas tecnologías en la era digital”. Editorial:Paidós. Autor: José María Martínez Selva, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia

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