jueves, 4 de agosto de 2011

El Marketing de la Enfermedad Mental. La psicopatologización de la vida cotidiana


Un vídeo de los canales Ankesenaton y SaavedraAbel.


En 2005 un estudio realizado por una empresa comercial dirigido a los ejecutivos del sector farmacéutico, afirmaba  que “crear nuevos mercados de enfermedad aporta una cantidad indecible de miles de millones de ventas de fármacos y que el fenómeno de la creación de enfermedades patrocinadas por las comerciales farmacéuticas irá en aumento”.
En los últimos años la industria farmacológica ha desarrollado una nueva vía para incrementar sus ventas en el ámbito de la salud mental: El “marketing de la enfermedad mental”, el cual consiste básicamente en:
1)      Elevar la importancia de una condición: Haciendo creer que un problema o ciertos síntomas son peores y más extendidos de lo que son en realidad.

2)      Redefinir un estado existente en  una condición psiquiátrica: Ejemplos de ellos pueden ser convertir la reducción del estado de ánimo que sufren algunas personas en invierno como consecuencia de la falta de sol en lo que los psiquiatras ahora catalogan como “Trastorno afectivo estacional”, susceptible de ser medicado; o las alteraciones anímicas que la mujer padece durante la menstruación en lo que se ha dado en llamar “Trastorno Disfórico Premenstrual”, para el que también existe medicación psiquiátrica.

3)      Crear una condición nueva para una necesidad del mercado no satisfecha: Esto es lo que ocurre con el “Trastorno de Compra Compulsiva”, que fue divulgado a través de la investigación realizada por un psiquiatra del que luego se demostró haber recibido pagos de la farmacéutica que comercializó el fármaco de elección.

Una vez convertida una condición en enfermedad y generada la etiqueta diagnóstica sólo queda esperar a que se incremente el número de diagnósticos de dicho trastorno y se receten sus fármacos,  rembolsándose de esta manera las farmacéuticas, millones de euros. A través de estos mecanismos de promoción, ciertas “enfermedades mentales” han ido incrementando y reduciendo su auge como si de una moda se tratase, en función del caso que las farmacéuticas las hacen o las dejan de hacer, aprovechándose de la importancia que tiene para las personas el bienestar psicológico y el mantenimiento de la sensación de control sobre sus vidas.
Según datos, actualmente hay en el mundo 100 millones de personas medicadas por padecer alguna “enfermedad mental” y las empresas farmacéuticas se rembolsarían más de 150.000 dólares por minuto. Un asesor del consumidor apunto que la clave de todo este fenómeno está en la campaña de marketing que hay detrás de un fármaco. En función de esta, una farmacéutica podría ingresarse cientos de millones de dólares, incluso aunque el fármaco fuera malo o ineficaz para aquello a lo que se destinaba. El director de producto de la campaña de Paxil (psicofármaco antidepresivo) afirmó que “el sueño de un hombre de marketing es encontrar un mercado no identificado y desarrollarlo”. En definitiva, el objetivo de la industria es convencer a la gente de que tiene un trastorno que puede y debe ser medicado. Para ello se recurre a grandes empresas de marketing que hacen todo este trabajo.
Son muchos los fraudes e irregularidades que se ha encontrado entorno al fenómeno de “compra-venta” de la enfermedad mental: estudios clínicos tergiversados (exagerando los efectos positivos de un fármaco, omitiendo los resultados negativos…), profesionales del mundo de la investigación pagados por industrias farmacéuticas por sacar en sus investigaciones datos a favor de la proliferación de ciertos trastornos…
El vídeo adjuntado explica cómo se lleva a la práctica el marketing de la enfermedad mental y de los problemas psicológicos y ofrece datos que desenmascaran el fraude y la ausencia de base científica que hay detrás de toda esta proliferación de trastornos mentales. Los autores del vídeo alertan de que esta exitosa estrategia convierte las situaciones normales de la vida en condiciones de enfermedad psiquiátrica, haciendo que la gente se preocupe en exceso ante problemáticas y síntomas comunes y solicite su diagnóstico y tratamiento a través de una pastilla, que curiosamente, las farmacéuticas han creado y comercializado específicamente para ello. No obstante, estos problemas no son nuevos, sino que es ahora cuando son etiquetados de “enfermedad psiquiátrica” y cuando la propia industria farmacéutica los ha hecho susceptibles de ser tratados a través de pastillas, haciendo de ello una nueva necesidad. Como consecuencia se ha psicopatologizado la vida cotidiana.
Circunstancias negativas en la vida han aparecido y van a aparecer siempre, porque además, la mayoría de las veces no van a estar bajo nuestro control. El que se muera un ser querido, nos quedemos sin empleo, tengamos un desengaño amoroso, sobrevengan problemas económicos… a veces no depende totalmente de lo que nosotros hagamos. Muchas cosas simplemente ocurren y nos toca adaptarnos a ellas y hacerlas frente. Inevitablemente estas circunstancias van a afectar a nuestro estado anímico y a nuestra salud en general, pero esto lleva ocurriendo desde que el hombre es hombre y seguirá ocurriendo, pese a que aparezcan pastillas. ¿Por qué ahora hay que etiquetar de enfermedad todas estas condiciones que no dejan de ser connaturales a la vida, cosas cotidianas y normales? ¿Por qué convertirlas en algo más grave de lo que es?, ¿Acaso una pastilla va a resolver nuestros problemas? Una pastilla no “cura” un problema que se ha derivado de las circunstancias de nuestra vida. La solución pasará en estos casos por aprender a afrontar dichas situaciones, desarrollando para ello estrategias.

Otros documentos de interes:
González Pardo, H. y Pérez Álvarez, M. (2007). La invención de trastornos psicológicos. ¿Escuchando al fármaco o al paciente? Alianza Editorial.

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