“El ejercicio puede prevenir las migrañas igual de bien que los fármacos y las técnicas de relajación”, esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por la Universidad de Gotemburgo (Suecia), dirigido por Emma Varkey.
Para el estudio se contó con la participación de 91 personas afectadas de migraña, que fueron seguidos durante tres meses. Los participantes fueron divididos aleatoriamente en tres condiciones experimentales: 1) A un tercio de los pacientes se les pidió que realizaran 40 minutos de ejercicio tres veces por semana, 2) A otro tercio se les pidió poner en marcha técnicas de relajación y 3) Al último tercio de participantes se les administró Topiramato, fármaco de referencia para el tratamiento de este tipo de problemas. Una vez terminada la intervención (de tres meses de duración) se establecieron sesiones de seguimiento que tuvieron lugar a los tres meses y a los seis meses de la finalización de la intervención, con el fin de corroborar el mantenimiento de los resultados.
La investigación permitió concluir que los tres tipos de intervenciones tuvieron un efecto reductor sobre la Migraña, mostrándose las tres alternativas igual de efectivas a medio y largo plazo. No obstante, lo más relevante de estos hallazgos es que estrategias como las técnicas de relajación y la realización de ejercicio físico, que no son tan invasivas como la toma de un fármaco, resultan eficaces para prevenir y reducir los episodios de migraña. Esto constituye una muestra más de cómo a través de nuestra conducta podemos introducir cambios en nuestro organismo, en nuestra salud y en nuestra calidad de vida. El ejercicio físico (así como el uso de técnicas de relajación) puede ser particularmente adecuado en aquellos casos en los que la persona no desea o no puede tomar los fármacos recetados.
¿Por qué resulta beneficioso para la Migraña el ejercicio físico?
La explicación se encuentra en los cambios neuroquímicos que suceden en nuestro cerebro como consecuencia de la realización de deporte. El hecho es que cuando realizamos actividad física y alcanzamos un ritmo cardíaco elevado, nuestro cerebro segrega una serie de neurotransmisores (elementos químicos), denominados Endorfinas, que tienen propiedades analgésicas, además de ser capaces de producir sensaciones intensas de bienestar y placer. El ejercicio físico permite activar los centros del cerebro responsables de las sensaciones de placer y de la analgesia de una manera menos nociva que a través de fármacos y drogas. Por poner un ejemplo, estos mismos centros también se activan cuando se consumen drogas opiáceas como el cannabis. Si bien, mientras que el consumo de estas drogas tienen efectos secundarios negativos, el ejercicio físico realizado con moderación y de manera adecuada, no sólo no los tiene, sino que además tiene beneficios asociados.
El Dr. Robert Duarte (director del Centro del Dolor del Sistema de Salud Judío North Shore-Long Island en Manhasset, Nueva York), muestra su apoyo a las conclusiones del estudio anteriormente citado y apoyándose en los efectos relajantes del ejercicio hace la siguiente recomendación: “Se debe aconsejar firmemente a los pacientes de migrañas que introduzcan un programa de ejercicio como parte de su programa de prevención de las migrañas".
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