Psicología: ¿Qué es?

La Psicología… ¿Una Disciplina Científica?


La Psicología es una disciplina que contempla diferentes áreas de estudio y aplicación (laboral, educativa, clínica…) y esto es posible porque en todas estas áreas (y en todos los ámbitos de la vida humana) hay COMPORTAMIENTO. Es decir, en todas estas áreas la persona: actúa, piensa, siente, reacciona… Y por tanto, en todas estas áreas, los comportamientos humanos pueden ser analizados, aprendidos, modificados o eliminados.

La conducta humana es el objeto de estudio e intervención de la Psicología, aunque con objetivos diferentes en función del ámbito de aplicación, ya que los problemas que se presentan, por ejemplo en el área de Recursos Humanos y de Gestión de Personal, son diferentes a los que se presentan en un Colegio o en el contexto de una Terapia Psicológica. No obstante, el objeto de análisis es siempre el mismo: La Conducta; y los mecanismos teóricos que explican dichas conductas y que hacen posible su cambio, también lo son. Estos mecanismos explicativos son las Leyes del Aprendizaje (Leyes que explican cómo se aprenden y se mantienen las diferentes conductas que se encuentran en el repertorio de cada persona). Estas leyes se han demostrado y puesto a prueba experimentalmente, y ello hace posible la consideración de la Psicología como Ciencia de la Conducta, al menos, cuando el ejercicio psicológico se realiza desde este enfoque teórico (Psicología Conductual o  Análisis de Conducta).
¿De qué enfoque teórico hablamos?
En el ámbito teórico y en la vertiente aplicada, la corriente del Análisis de Conducta (sinónimos son: Terapia de Conducta o Modificación de Conducta), se ha preocupado de desgranar a partir de una investigación experimental, cuáles son esas Leyes que explican el modo en que las personas (y animales) aprendemos y nos comportamos. Estas Leyes básicas, ya fueron demostradas en los años 50 gracias a la labor de muchos investigadores entre los que podemos destacar a Pavlov y a Skinner. En base a sus descubrimientos sobre el Condicionamiento Clásico y el Condicionamiento Operante, respectivamente, se desarrollaron Técnicas de Intervención  clínica. Todo ello permitió que el enfoque de la Psicología como una Ciencia de la Conducta establecida sobre bases rigurosas y contrastables (cada vez más distanciada de la corriente psicoanalítica imperante) se fuera consolidando, gracias a los potentes resultados que se obtenían, tanto en el laboratorio, como con su aplicación en el ámbito clínico.

Las Leyes del Aprendizaje

 
Las Conductas puede explicarse según unas leyes básicas: las Leyes del Aprendizaje; las cuales han sido demostradas en el laboratorio a través de diseños experimentales que corroboran cómo aprendemos las personas y animales. Estas leyes son puestas en juego día a día en nuestra vida cotidiana y explican cómo en la interacción de las personas con su medio y con los estímulos del contexto (objetos, personas, animales, características de la situación…) se aprenden determinadas conductas que si empiezan a ser repetidas en situaciones similares, pasarán a formar parte del repertorio de conductas de la persona. De esta manera, a través de una primera ejecución y una posterior repetición, una nueva conducta, hasta el momento inexistente en el repertorio de la persona, puede pasar a formar parte de su abanico de comportamientos.
Cuando nacemos disponemos de un conjunto muy reducido de reflejos básicos, a través de los cuales empezamos a explorar y a conocer nuestro mundo estimular. En esa interacción del bebé con el medio, empiezan a aparecer las primeras conductas, que pasarán a ser reforzadas o castigadas en función de las consecuencias que se obtenga a través de ellas. Cuando una conducta obtiene una consecuencia positiva (“Refuerzo”)  <<Ej. Llorar porque se tiene hambre y recibir alimento>>, aumenta la probabilidad de que se vuelva a emitir. Por el contrario, cuando una conducta obtiene una consecuencia negativa (“castigo”)  <<Ej. Meter los dedos en un enchufe y sufrir un chispazo>>, se reduce la probabilidad de que se vuelva a emitir.  En esta interacción constante de la persona con el medio, se empieza a desarrollar el repertorio básico de conductas de cada persona, que será único y diferente para cada cual, pues estará en función de las experiencias de aprendizaje a las que esa persona haya estado expuesta. Este aprendizaje continúa durante toda la vida de la persona. A lo largo de este transcurso vital, el ambiente cambia y la persona se expone a consecuencias diversas. Como resultado, las conductas de la persona se consolidan, se modifican, algunas se eliminan o se aprenden conductas nuevas que satisfacen y nos permiten adaptarnos a las demandas que nos plantea nuestro entorno.
Detrás de todo este proceso de aprendizaje, consolidación, modificación y eliminación de los comportamientos humanos, están las leyes del aprendizaje que son las que los explican y los hacen posibles. Del mismo modo que las leyes de la física están ahí, nos rodean y ejercen su efecto lo queramos o no, las leyes del aprendizaje también operan favoreciendo o dificultando la adaptación de la persona a su medio.
¿Cuáles son las Leyes del Aprendizaje?
Se trata de leyes asociativas que aluden por un lado al modo en que dos estímulos se asocian entre sí de modo que ambos eliciten la misma respuesta (Ej. Si un bebé siempre recibe cariño de su madre, el estímulo “madre” adquiere la capacidad de elicitar las mismas emociones positivas que elicitan las caricias) y por otro lado, al modo en que ciertas conductas se asocian a unas consecuencias positivas o negativas (como las anteriormente aludidas). El tipo de asociaciones que se producen puede ser muy complejo y puede generalizarse a estímulos y situaciones diferentes, lo que posibilita y explica que la conducta humana pueda ser realmente compleja y elaborada. El lenguaje aquí introduce otro factor de complejidad y riqueza. No obstante, pese a lo compleja y variada que pueda ser la conducta humana, TODOS los comportamientos responden a las mismas LEYES básicas.


¿Qué es la Conducta?

Entendemos por conducta todo aquello que la persona hace, dice, piensa, siente, experimenta en interacción con el medio que le rodea. La persona no se comporta en el vacío, sino en un contexto o entorno que tiene estímulos que dan lugar a unas respuestas o comportamientos por parte de la persona. Dichos comportamiento a su vez, conllevan unas consecuencias. Las conductas pueden también clasificarse en observables (como las acciones motoras) o encubiertas  –internas-  (como los pensamientos o ciertas reacciones físicas), en función del punto de vista del observador (si se trata de una audiencia externa o del propio sujeto). Lo encubierto sólo es observable por la propia persona (que piensa y siente), pero puede ser accesible para otros en la medida en que la persona lo comparta o explicite. De esta manera el psicólogo está en condiciones de poder analizar estas conductas de igual manera que aquellas observables. Esto es posible porque además, en términos generales, la conducta de las personas (observable o encubierta) responde al siguiente esquema: Estímulo antecedente à Respuesta de la persona à Estímulo Consecuente, dando lugar a cadenas de conductas más y más complejas que pueden ser desglosadas para su estudio.
Al analizar los problemas, los psicólogos desglosaremos las cadenas de conducta de las personas, en busca de esos antecedentes y esos consecuentes relacionados con esos comportamientos. De igual manera se procederá con todo aquello que es encubierto, pues las reacciones internas y lo que la persona se dice a sí misma, también tiene unos antecedentes y puede tener unas consecuencias. Por ejemplo: Ante un síntoma físico podemos pensar que nos estamos poniendo enfermos y comenzar a ponernos nerviosos como consecuencia. En este caso, el antecedente sería haber detectado un síntoma, el pensamiento sería “considerar que puede tratarse de algo malo” y la consecuencia sería empezar a ponernos nerviosos, preocuparnos, darle vueltas al asunto. Esto se convertiría en un problema si el anticipar enfermedades es una tendencia frecuente en la persona y le genera malestar y preocupación constante, interfiriendo en otras áreas de su vida.